Pa(i)sajes transformadores de esperanza es una invitación abierta a asomarnos y sumarnos a la reflexión comunitaria sobre el tema, desde abordajes diversos que atraviesan lo mismo el pensamiento que la academia, el testimonio al lado de la creación, las creencias, pero también la experiencia narrada.
La esperanza es una actitud vital de realización de posibilidades de quien cree, espera y ama. En el cristianismo la esperanza es el “componente esencial de ese todo que se llama el Evangelio, cuya realidad histórica es la existencia cristiana en la comunidad, es un don, que consiste en el Resucitado mismo dándosenos por su Espíritu y que nos hace capaces de superar con paciencia toda resistencia que se oponga a nuestra autotrascendencia o al amor incondicional al otro”, según lo plantea el jesuita colombiano Gustavo Baena. La esperanza supone una construcción, lucha y trabajo conjunto para tejer con inteligencia, responsabilidad y creatividad el porvenir.
Así, en el ámbito de la experiencia vital la historia ha registrado la disposición, estado de ánimo, acción y virtud de personas que han transformado su esperanza en un proyecto generador de vida, paz y dignidad de los demás y que los han puesto en la mira de quienes se sienten afectados y han preferido asesinarlos, como aconteció con el independentista y pacifista Mahatma Gandhi (1869-1948) en India, el arzobispo Oscar Romero (1917-80) en El Salvador y Rutilio Grande (1928-77) e Ignacio Ellacuría (1930-89), dos miembros de la Compañía de Jesús, también en el país centroamericano. O apenas hace dos meses, los jesuitas Joaquín César Mora Salazar, El Morita (1941-2022) y Javier Campos Morales, El Gallo (1943-2022), asesinados el 20 de junio en Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua, en la cuan majestuosa como poco accesible Sierra Tarahumara, donde la Compañía ha sembrado esperanzas desde 1601.
El Gallo ha sido descrito como un sacerdote que tenía el don de la sencillez, capacidad de escucha y una memoria privilegiada que recordaba personas y lugares, en tanto el carisma y humildad del padre Joaquín ha sido evocado, entre otros, por su exalumno Martín Solares, quien rememora la admiración de su maestro por Christy Brown, el creador irlandés nacido con parálisis cerebral y que fuera capaz de pintar y escribir con Mi pie izquierdo.
De igual manera, en la búsqueda de huellas que guíen el rumbo se tienen los frutos de quienes han asumido la esperanza de alcanzar la paz y el perdón, pero con justicia y arrepentimiento, tras experimentar el horror de los asesinatos múltiples, violaciones y desapariciones y que lejos de olvidarlos, han apostado a la justicia transicional y las comisiones de la verdad: Sudáfrica tras la caída democrática del régimen del apartheid (1994), Mozambique con su guerra civil (1977-92), Camboya para afrontar el genocidio perpetrado por los jemeres rojos (1975-79), Argentina y Chile a la hora de recapitular sus dictaduras militares (1976-83 y 1973-90) o Colombia, El Salvador, Guatemala y Perú, con movimientos guerrilleros y conflictos civiles, durante la segunda mitad del siglo XX.
Estas experiencias transformadoras pueden iluminar la esperanza de una sociedad mexicana asolada por la crisis de violencia e inseguridad para construir juntas y juntos la paz con justicia.
Llevada al campo educativo, la esperanza fue el impulso de un grupo de pioneros, religiosos y laicos, quienes en 1957 le apostaron al proyecto universitario del ITESO. 17 años después, situado ya en la periferia sur de Guadalajara, estableció y adoptó sus tres Orientaciones fundamentales (OFI) en 1974, durante el rectorado de Xavier Scheifler Amézaga SJ (1915-1995): la inspiración cristiana, una filosofía educativa específica y un compromiso social definido.
Desde un campus donde el Edificio Central y una hermosa arboleda llevan el nombre de Xavier Scheifler Amézaga, la comunidad del ITESO acomete cada día el desafío de la inspiración cristiana como "el proceso orientador que nos invita a vivir en cada momento, con la gracia de su Espíritu [de Cristo], la esperanza y el compromiso de colaborar en la transformación de este mundo en uno, en que reine la justicia, el amor, la verdad y la paz". Así, rodeados de esos árboles que el padre Scheifler "imaginaba cuando estuvieran grandes" y que encargó desde hace 50 años a don Rodolfo Chávez Ortega, el guardián del Bosque universitario, innumerables estudiantes se han graduado con "el carácter de profesionistas conscientes de su responsabilidad social" y una mirada de esperanza en el futuro.
El ITESO encarna pues una gran historia de esperanza, construida entre todos los que hemos formado parte de él a lo largo de la ruta. Y por ese camino tantos otros recorridos que nos invitan. Heroínas de la realidad, personajes de ficción o recreaciones inspiradas en sujetos de carne y hueso. Unas y otros encarnan la esperanza en tanto actitud vital de realización de posibilidades de quien cree, espera y ama.
Así, el condenado Matthew Poncelet, es un cadáver andante, que no espera nada en una prisión en Louisiana, pero su paisaje cambia al toparse en los años 1980 con Helen Prejean, la monja que combate la Pena de muerte (Dead Man Walking), en el ensayo autobiográfico de esta religiosa norteamericana y la película homónima del director Tim Robbins.
El propio Robbins interpreta, del otro lado de la cámara, a Andy Dufresne, a quien la esperanza lo ayuda a sobrellevar el tiempo de dos sentencias de cadena perpetua en Sueño de fuga. Octavio Mondragón cita esta ficción en su artículo "La esperanza en la Biblia", publicado en el número 14 de la Revista de Espiritualidad, de los Jesuitas de México, dedicado a Reconstruir la esperanza.
Luego, de América a Europa, la dominicana Patricia, madre de dos pequeños, forma parte de las Flores de otro mundo que viajan a fines del siglo XX en una caravana de mujeres a Santa Eulalia, un ficticio pueblo castellano, en busca de estabilidad, una década antes de que la obrera Sandra cuente con Dos días, una noche para recuperar su empleo en la ciudad industrial de Seraing, Bélgica o que Khaled salga de la todavía vigente Guerra Civil en su natal Siria para toparse con El otro lado de la esperanza en Finlandia.
Mientras, en Medio Oriente, siete niños habitantes de Jerusalén, Israel y de las comunidades palestinas de Cisjordania fraguan conjuntamente Promesas, a través del diálogo, más allá de los recelos y prejuicios entre estos vecinos, en los años de la segunda Intifada (2000-2005). Una jovencísima generación comparada con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el faro iluminador de la lucha por los derechos humanos en la Argentina, como prueba el documental Botín de guerra (Spoils of War). Y las también ancianas Molly y Daisy Craig, miembros de la generación de niños aborígenes y mestizos víctimas de la política racista del gobierno de Australia a lo largo de gran parte del siglo XX, aparecen ante la imponente inmensidad del desierto, al término de su sobrecogedor escape guiadas por una Cerca de la libertad (Rabbit Proof Fence).
Por igual la realidad que la ficción, están atravesadas por múltiples historias de esperanza, que nos convocan para construir hacia adelante y derrotar a la violencia, el dolor y la injusticia. Estamos en el camino y apostamos por mirar hacia adelante.
Pa(i)sajes transformadores de esperanza |
Jornada Universitaria por la Paz con Justicia en México
Dr. Alexander Paul Zatyrka Pacheco, S.J.
Rector
Dra. Catalina Morfín López
Directora General Académica
Dra. Mónica María Márquez Hermosillo
Directora de Información Académica
Coordinación general
Juan Sánchez Vielma
Curaduría, texto y montaje
Adán Juárez Rojas
Christian Agüero Aguirre
Juan Sánchez Vielma
Luis Bernardo Jaime Vázquez
Cedulario
Adán Juárez Rojas
Equipo de comunicación
Antonio Magaña Aguirre
Maritza Lavín González
Melissa García García
Versión en línea
Héctor Manuel Gutiérrez Ortega
Agosto 2022