
Sor Juana Inés de la Cruz, nacida Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillán, fue mujer de carne y hueso, intelectual más que musa, polímata del pensamiento, polifacética de la exploración.
Desarrolló un universo de ideas adentro de su espacio: el convento y dentro de esos cuatro muros, nació una república ilustrada. Un espacio de florecimiento intelectual del pensamiento novohispano, donde surge la divagación, la exploración, el verso, el poema, la discusión, la cocina, la medicina, la observación y hasta cierto punto, la mística.
Defensora de su biblioteca personal y de las discusiones eruditas, abre el paso a las mujeres en la tinta y el papel y en conjunto con las mujeres impresoras, sientan el camino de la Ilustración y de la importancia del pensamiento de la mujer del virreinato: para nuestra historia, para el pensamiento universal y para enriquecer la cultura de las letras.