NUESTRA BIBLIOTECA, RENOVADA Y LISTA PARA SEGUIR INSPIRANDO

biblio cruce

El proyecto de renovación y ampliación de la Biblioteca que comenzó en el 2018 hoy es una realidad que invita al diálogo, al desarrollo de ideas y experimentar distintas maneras de acercarse al conocimiento

a biblioteca es el lugar donde confluyen historias y que se convierte en el epicentro de la vida estudiantil cuando llegas al ITESO, “cuando empiezas a descubrir este universo que te abre la carrera, tu aliada, tu refugio, es la biblioteca; el lugar donde obtienes la información que necesitas, donde te orientan, donde te sientes seguro, donde encuentras a otros como tú”, señala Mónica Márquez, directora de Información Académica y quien tomó la estafeta de Carlos Luna en la visión de una biblioteca no como un lugar donde solo se guardan libros, sino como un centro de ideas, un detonador de curiosidad y un espacio del diálogo entre disciplinas. 

Las instalaciones renovadas de las que actualmente disfrutamos son el resultado de un proceso de planeación que duró cerca de cinco años, cuando Carlos Luna – el ya mencionado predecesor de Mónica Márquez – comenzó a trabajar la idea de una biblioteca que respondiera a las necesidades de crecimiento a veinte años. 

“Carlos Luna quería hacer la conversión de una biblioteca tradicional – bodegas de libros –, a un CRAI, que es un Centro de Recursos de Información y Aprendizaje y es el nombre que reciben ya todas las bibliotecas en donde ya el sentido no es tener estanterías, sacar un libro y leerlo, sino generar espacios de creación de conocimiento, de interacción entre los usuarios, de trabajos colaborativos, de crear sinergias; son espacios mucho más abiertos, lúdicos, colaborativos, ya no son solo espacios silenciosos”, cuenta Javier González Amaya, encargado de Construcciones en aquel momento y quien junto con el arquitecto Javier Díaz Reynoso, la arquitecta Yolanda Fuentes – líder del proyecto – del despacho Mantis, se dio a la tarea de cristalizar la visión de Carlos.  

Para ello, además de documentarse, visitaron bibliotecas universitarias de varias ciudades del país, de Estados Unidos, Canadá, América del Sur y Europa. “En Perú y en Chile, por ejemplo, vimos algunas bibliotecas interesantes, pero nos dimos cuenta de que el proyecto que quería impulsar Carlos Luna iba un paso más adelante”, cuenta Javier, y añade que lo que Carlos buscaba era un espacio en donde se privilegiara el trabajo, la creación de conocimiento, la interacción entre los usuarios, más que el espacio de acervo.  

“No es un espacio donde se albergan cosas, sino un espacio donde suceden experiencias, en donde participamos todas y todos”, afirma Mónica.  

Este espacio fue “vestido” de una manera muy cuidadosa, ya que, a sabiendas de que el mobiliario y el uso de la tecnología adecuada iban a terminar de cuajar el proyecto, Javier González y su equipo eligieron los muebles basándose en la reflexión previa de la manera en que se deseaba que las y los usuarios los usaran – hay muebles móviles y otros, a los que llaman ‘ancla’, que permanecen inamovibles –, y en una categorización de tipos de espacios: las áreas de trabajo individual con silencio absoluto, trabajo individual en áreas de trabajo colaborativo, y espacios de trabajo en grupo.  

Mónica dice que en este recinto ocurren cosas que tradicionalmente no suceden en las bibliotecas, y una muestra de ello son las 32 cápsulas de sueño. “En ningún lugar de los que visitamos vimos cápsulas de sueño”, cuenta Javier, “pero lo que sí vimos es que hay estudiantes, profesores y empleados durmiendo, porque las bibliotecas tienen espacios en los que nadie te molesta”.  

Espacio vivo, piso a piso

“La biblioteca tiene un espacio que va a responder al estado de ánimo que tengas o a tu interés, es como un espacio vivo”, señala Mónica. A la pregunta sobre su espacio – o espacios – predilecto, declara que no puede pensar en uno solo. En el primer piso, su favorito es uno al que aún están dándole los últimos detalles, una sala de lectura, de esa que se hace por gusto y no por obligación. Del segundo piso señala al Departamento de Lenguas, que “nos da la dimensión de que no es solo nuestra cultura la que nos importa, sino también ese diálogo intercultural al que se dedica el departamento está integrado en este núcleo de saberes”. También es el espacio predilecto de Javier.


De la tercera planta destaca el ágora, un espacio en el corazón de la biblioteca “que privilegia la palabra en todas sus formas y modalidades”. Y, del cuarto piso, su lugar favorito son las salas especiales, donde están las colecciones de libros antiguos. 

La sensación de vitalidad también la dan los amplios ventanales, de cada piso, que llevan la vista hacia los jardines que circundan la biblioteca.


Un elemento común a todos los pisos es el uso de la tecnología: en los cubículos de estudio – tanto en el interior como en el exterior, en las pantallas de reservación –, en los lockers, en los sistemas inteligentes de aire acondicionado e iluminación y en los sistemas de detección de incendios – en donde están las colecciones especiales hay, además, control de humedad y temperatura –. Siguiendo con los criterios de sustentabilidad que impulsa el ITESO, el edificio es de bajo consumo de agua y energía eléctrica. Javier comenta que, en un futuro no muy lejano, toda la azotea tendrá celdas fotovoltaicas para generación de energía. 

Mónica Márquez, directora de Información Académica.

Desde el presente, mirar hacia el futuro

En sus 60 años de existencia, la biblioteca ha tenido cinco directores que han ido aportando su visión para llevar este espacio más allá de la concepción tradicional de una biblioteca: Rosana Reguillo, Jesús Fregoso, SJ, Margarita Villalobos, Carlos Luna y Mónica Márquez.  

A Mónica le tocó recibir una biblioteca que ya tenía superada la idea de que es un lugar donde se guardan libros. “Es un centro donde confluyen muchísimas cosas como disciplinas, perspectivas, saberes, incluso posturas opuestas, aquí tienen su lugar totalmente pensado para eso. Lo que queremos es expresar en el mismo edificio y en la misma actividad y en los espacios que aquí caben todas las posibles combinaciones de ideas y todos los tipos de lectura que se pueden hacer, todas las formas de acercarse al conocimiento, a la información, al arte y a la cultura pueden tener cabida aquí”, comenta. 

La biblioteca, con su acervo, sus instalaciones y sus herramientas tecnológicas es un centro donde no solo se comparte información y conviven muchas voces antiguas y nuevas, sino que sirve de catalizador para activar las vivencias y experiencias del usuario una vez en ella. 

“También nos entendemos mucho como participantes activos de los procesos de aprendizaje de los alumnos, es una biblioteca educadora, pero en una modalidad diferente. Sí, también damos clase, como las de manejo de información, pero creemos en el aprendizaje ubicuo, que puede ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento», dice Mónica. 

Ella, quien tomó el relevo de Carlos Luna justo en medio de la pandemia, recibe un proyecto ya imaginado, pero con algunas situaciones por resolver, sobre todo respecto a lo que iba a ocurrir en cada lugar y la manera de echar a andar y activar lo ya imaginado y proyectado.  

“Carlos Luna hizo un trabajo maravilloso de estructura interna del equipo y de todo el proyecto de construcción y de enriquecimiento del acervo por los modos de desarrollar las colecciones y los donativos que recibimos; yo llego para el cierre de la construcción con el reto de activar y habitar el nuevo edificio. Hay que echar a andar proyectos y equipos, detectar intereses, ver posibilidades para que esos lugares que habían sido imaginados ahora contengan un proyecto en sí mismo que empiece a visibilizarse”, cuenta.  

La presencia e importancia de la biblioteca en la comunidad universitaria facilita, sin duda alguna, la tarea de Mónica y el equipo de 42 personas que la acompaña y que contribuye a hacer de la biblioteca el espacio de transferencia de conocimientos y experiencias que hoy es, en el que hay algo para todos. Su reto ahora es que se visibilice no solo como un potenciador de los procesos de la universidad para profesores, investigadores y estudiantes, “sino que sea un impacto para la comunidad en donde estamos insertos, que salgamos de los límites de ITESO y que podamos servir a la comunidad que está aquí y hagamos trabajo en espacios públicos. Tenemos mucho potencial para incidir socialmente en la zona”, finaliza. 

LA BIBLIO, EN NÚMEROS
El libro que más se ha sacado en préstamo es Probabilidad y estadística aplicadas a la ingeniería / D.C. Montgomery, G.C. Runger. ¡Se ha sacado 4607 veces! 
De 1558 es el libro más antiguo que puedes encontrar en la biblioteca. Es una edición italiana de Los diálogos de Platón.
El número máximo de títulos que ha sacado en préstamo un solo usuario es 930. 
En cuanto a “libros”, la biblioteca tiene 299,706 títulos con 355,706 ejemplares; pero si contabilizamos todos los tipos de materiales y formatos que hay (revistas, DVDs, CDs, planos, mapas, etcétera) entonces hay 365,710 títulos y 656,383 ejemplares… y contando.
JOYAS QUE PUEDES ENCONTRAR EN LA BIBLIOTECA 
Monumenta Historica Societatis Iesu es un proyecto editorial de la Compañía de Jesús orientado a la recuperación de las fuentes documentales primarias sobre el desarrollo histórico de la orden. El proyecto fue impulsado en la Congregación General XXIV (1892) de la Compañía, cuando el padre Luis Martín García S.J. (1846-1906) fuera electo superior de la orden, y su publicación inició dos años después en Madrid, España. La Monumenta está dividida básicamente en cuatro tipos de volúmenes: 1) Los escritos de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; 2) Fuentes primarias de los contemporáneos de San Ignacio; 3) La Monumenta paedagogica y 4) Las Monumenta sobre varias de las provincias en que está organizada la orden, entre ellas La Monumenta mexicana. 
Celaya de la Purísima Concepción: 1909-2009 es una hermosa carpeta formada por 30 láminas con pinturas, poemas y descripciones referentes a la ciudad de Celaya, Guanajuato, publicada como parte de una iniciativa que buscó restaurar el antiguo nombre de Purísima Concepción de Celaya, que se otorgó originalmente a la ciudad en homenaje a la correspondiente advocación mariana.
Holy Ghost: Rare and Unissued Recordings: 1962-70: 9 CD Spirit Box es la hermosa edición de una colección de 10 discos de jazz de Albert Ayler, acompañados de un libro, 2 folletos, 2 láminas, 1 fotografía y 1 flor disecada. 
El traje indígena en México = Indian Dress in Mexico es una obra constituida centralmente por láminas de gran formato y belleza, que describen gráficamente las características de los trajes de los grupos indígenas nacionales. Vienen acompañadas de dos textos (español e inglés) que informan sobre las diversas culturas indígenas y el vestido que las identifica.
 

L’ouvroir liturgique : supplément à L’Art d’Eglise, nouvelle série es una serie de 11 hermosas láminas (las que existen en la Biblioteca) que presentan diseños de vestiduras eclesiásticas diversas y para momentos distintos, con indicaciones sobre cómo realizarlas. Están contenidas todas en una caja.
Tout(e) Varda es una hermosa y cuidadísima edición de toda la obra de la cineasta francesa de origen belga, Agnès Varda, contenida en 14 volúmenes que amparan 22 discos, más un 1 libro y 1 caja de sorpresas con 1 tira de negativo cinematográfico, 1 ficha de madera, 5 postales, 1 lámina de estampillas y 1 díptico.
Llama de amor viva es una colección de relatos de Agustín Yáñez, publicados en 1925 y que reflejan un fuerte influjo del pensamiento católico de la época, aspecto que después sería problemático para el jalisciense en su carrera política como militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se dice que, por tal razón, en algún momento el autor recogió la edición; ciertamente circulan muy pocos ejemplares del título. 

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